Las atenciones de una suegra agradecida
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Con lo poco que vale este tío y lo delgaducho que es, al ayudar a su suegra con una mudanza se ha jodido un poco los lumbares, y ha tenido que tumbarse para aliviar el dolor. Al instante, la gorda madura se ha ofrecido a aplicarle una pomada y a darle un masaje para calmarle el dolor, y tanto interés le pone la mujer, que sin quererlo el tipo ha empezado a empalmarse. Le puede pasar a cualquiera, pensarás, y tiene razón, el único problema es que cuando la vieja ha visto la polla erecta los ojos se le iban a salir de las órbitas, y como una loba se ha lanzado sobre ella antes de que su hija volviera de los recados. Y es que es muy difícil resistirse a unas atenciones de esta clase, hechas con tanto cariño… y con tanto vicio también.